La verbalización de las emociones


Hechas las preguntas, basta que una persona conozca las respuestas para que los niveles de estrés generados por la incertidumbre previa puedan gestionarse de una manera mucho más adecuada. La razón es sencilla pero no simple. Cuando sentimos o experimentamos emociones y no somos capaces de verbalizarlas, no las podemos expresar con palabras, no las podemos describir por medio del lenguaje, resulta mucho más difícil lograr gestionarlas.
Cuando una persona se identifica con lo que otra describe, se dice sorprendida –Eso es justo lo que me pasa a mí-. Entonces, curiosamente, esa persona empieza a sentirse mejor. La explicación a todo esto no parece ser otra que para poder verbalizar algo, para poder articularlo, necesitamos el hemisferio izquierdo del cerebro, el lugar donde se encuentran los centros del lenguaje. Éste, además, es la vía de las emociones positivas, es decir, que al filtrar la experiencia emocional y describirla por medio del lenguaje elimina mucha de la negatividad que esa emocionalidad pudiera contener. Por eso, las personas que expresan sus emociones en un diario personal suelen gestionar mucho mejor su equilibrio emocional. 

Mario Alonso Puig.

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