El culpable

(...) Personalmente, siempre tiendo a guardarme las espaldas, me repatea la idea de pensar que alguien, en algún momento pueda soltarme un: -con lo que yo hice por ti. CON LO QUE YO HICE POR TI- con ánimo de hacerme sentir culpable, avergonzada o sencillamente desagradecida.
-¡Lo hiciste porque te dio la gana. No te puse una pistola en la cabeza para que lo hicieras!- gritaría yo llegado el caso. 
Porque, al final, la mayoría de las concesiones son un sútil chantaje. Alguien hace algo por ti, alguien sacrifica algo por ti, con la esperanza intrínseca y susurrante de que, tarde o temprano, tú sacrifiques algo por él/ella. Pero esto nunca lo admitirían.
La mayoría de las personas son incapaces de hacer frente y responsabilizarse de haber efectuado una concesión fatal para sus vidas. Con soltar un resentido -¡Por TU culpa! ¡Por SU culpa!- se limpian la conciencia. Pero quien tiene cojones siempre sabe que el culpable es quien elige, quien decide.